La resistencia a este Tratado en Nicaragua fue tal que Estados Unidos no logró su ratificación hasta dos años después, el 6 de marzo de 1930, después de coaccionar vivamente a José María Moncada, premiado con la Presidencia del país en el pacto del Espino Negro.
El gobierno estadounidense amenazó y presionó al gobierno y al Congreso
nicaragüenses y los debates parlamentarios fueron apasionados, estando presente
en ellos en todo momento la idea de que se trataba de un despojo. Mientras, la
soberanía nacional era defendida en las montañas, donde el General Sandino y
sus hombres enfrentaban a los marines.Paralelamente a sus negociaciones sobre
cómo arrancar a Nicaragua el archipiélago de San Andrés, Colombia y Estados
Unidos negociaron la situación de los cayos y bancos de
Roncador, Serrana y Quitasueño. Por un acuerdo conocido como Olaya-Kellog,
alcanzado en intercambio de notas y concluido el 10 de abril de 1928, las cosas
quedaron como estaban: Estados Unidos se quedaba con los cayos. El despojo a
Nicaragua era completo.
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